Hola Señorita Calamity, quisiera agradecerle nuevamente por hacerme este magnífico regalo ayer, al darme mi bautismo de shibari. ¡Y qué bautismo! Sólo nos habíamos visto una vez antes, durante mi primera visita al club el pasado mes de enero, cuando me recibiste y me llevaste a M (haciéndome arrodillar en el prie-dieu y colocándome el mango de mis hojas en la boca). .
Escribí la historia de esta sesión en su sitio .
Desde ese día, he seguido tu trabajo (y el de DirtyVonP) con las cuerdas cada vez con mayor interés (creo que puedo decir que he visto todas las fotos y películas que habéis puesto online, en las diferentes plataformas). Éste es un ámbito por el que ya tenía especial curiosidad incluso antes de llegar al club. Pero desde que descubrí los placeres de la sumisión gracias a M, soñaba con sentir la coacción particular ligada a la inmovilización por las cuerdas.
Las cuerdas me dan la impresión de dar la posibilidad de abandonar completamente el cuerpo al otro, de darle todo el poder. Y es una sensación que soñaba con experimentar, porque esta idea de abandono total me resulta deliciosamente vertiginosa.
Sólo para experimentar el tacto de las cuerdas, incluso hice algunas pruebas conmigo mismo, siguiendo laboriosamente tutoriales.
Lo había conseguido, pero claro, el resultado a nivel de sensaciones fue nulo. Faltaba lo esencial: el Otro. Hiciera lo que hiciera, conservaba el control, no podía rendirme... Así que, cuando ayer entendí que M te pedía este favor para mí, no lo podía creer.
Y la experiencia aún superó mis expectativas. Tu evidente benevolencia (y que ya había percibido durante nuestro primer encuentro) me permitió tener al instante una confianza absoluta, total, algo imprescindible para abandonarte por completo. Conociendo bien tu trabajo, cuando colocaste mis manos cerca de mis tobillos, rápidamente imaginé la posición en la que me ibas a atar, exponiéndome de la manera más cruda.
Sé que te gusta esta posición, de la cual he visto diferentes variaciones en tus publicaciones recientes.
Debes saber que en la vida soy una persona muy tímida, discreta y modesta.
M juega con estas características de mi personalidad, imponiéndome una desnudez y una exposición total. Así que puedes imaginar para mí la intensidad de este momento en el que me abandoné a ti y a M, bajo la mirada de todos (afortunadamente invisible a mis ojos). Inmediatamente me encantó tu gesto rápido, diestro, preciso y firme.
La tensión controlada de la cuerda, que aprieta pero no duele. Y luego la progresión de la limitación, esta sensación de perder gradualmente el control del propio cuerpo. Fue absolutamente maravilloso. La experiencia fue emocionalmente muy fuerte. Cuando me desataste, todavía estaba en este estado totalmente relajado y de repente sentí mucho frío.
Me tomó un tiempo antes de que este sentimiento se desvaneciera y "volviera a la tierra". Ahí lo tienes, solo quería decirte cuánto aprecio este maravilloso regalo que me diste ayer y gracias una vez más.
Te deseo un muy buen fin de semana
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